Noches de eterna soledad
noches de desazón y desvelo
noches de añoranza y destierro
noches que te quiero y no te quiero.
Subo a las montañas
de cumbres rasguñadas
por el cielo atezado
de las noches amargas
y en sus agrestes cumbres
quebranta mi garganta
alaridos de dolor y libertad
que el viento porteador arrastra
y se pierden en el viento
mis lamentos y bramidos
como dejan sus hojas los árboles
las tardes de un gélido tardío.
El reloj se mueve deprisa
galopando hacia un final
la eterna noche sin sueños
cuando los recuerdos no importan ya.
El reloj se detendrá
los miedos me abandonarán
de momento siguen conmigo
cabalgando hacia el final.
Noches de eterna tristeza
noches de melancolía y pena
noches de aspiraciones y sueños
noches que te quiero y no te quiero.
BIENVENIDOS A CELDA MELANCOLÍA
Os presento a continuación mi pequeño espacio, en el que podreis leer poemas que escribo, así como pensamientos y demás divagaciones. Quizás alguno de vosotros lo lea y crea que es una basura literaria. No pretendo escribir buena poesía ni mucho menos, tan sólo aliviar ciertos sentimientos. Bienvenidos por tanto a esta celda, mi Celda Melancolía.
La poesía no quiere adeptos, quiere amantes.
Federico García Lorca.
lunes, 16 de agosto de 2010
miércoles, 11 de agosto de 2010
REFLEXION (PAULO COHELO)
Todos hemos pasado muchos días,
o semanas enteras,
sin recibir ningún gesto de cariño del prójimo.
Son momentos difíciles,
cuando el calor humano desaparece,
y la vida se reduce
a un arduo esfuerzo por sobrevivir.
En esos momentos en que el fuego ajeno
no le da calor a nuestra alma,
debemos revisar nuestro propio hogar.
Debemos agregarle más leña y
tratar de iluminar la sala oscura
en la que nuestra vida se transformó.
Cuando escuchemos que nuestro fuego crepita,
que la madera cruje,
que las brasas brillan
o las historias que las llamas cuentan,
la esperanza nos será devuelta.
Si somos capaces de amar,
también seremos capaces de ser amados.
No es más que cuestión de tiempo...
Paulo Coelho
o semanas enteras,
sin recibir ningún gesto de cariño del prójimo.
Son momentos difíciles,
cuando el calor humano desaparece,
y la vida se reduce
a un arduo esfuerzo por sobrevivir.
En esos momentos en que el fuego ajeno
no le da calor a nuestra alma,
debemos revisar nuestro propio hogar.
Debemos agregarle más leña y
tratar de iluminar la sala oscura
en la que nuestra vida se transformó.
Cuando escuchemos que nuestro fuego crepita,
que la madera cruje,
que las brasas brillan
o las historias que las llamas cuentan,
la esperanza nos será devuelta.
Si somos capaces de amar,
también seremos capaces de ser amados.
No es más que cuestión de tiempo...
Paulo Coelho
martes, 3 de agosto de 2010
CIUDAD ILUSION
En la ciudad ilusión
Donde los coches no hacen ruido
Donde los coches no tienen motor
Paseamos por el jardín del asfalto
Donde la sangre no tiene color.
Donde navego por sus calles
Sin más equipaje que una canción
No existe el odio, la violencia
Ni siquiera la confesión.
No existe el miedo ni el terror
Y que sentarme bajo el olor de un sauce
Cerrar los ojos y volar de flor en flor
Sea mi única preocupación
Allí no existe el paro ni el dolor
No hay sufrimientos ni desamor
Y si acaso algo hubiera
La cáscara amarga
De los hombres sin solución.
En la ciudad ilusión
Donde los pobres comen en comedor
Las lágrimas caen de risa
Haciendo charcos de emoción
Los pájaros bucean entre nubes de algodón.
Los árboles de los parques
Cantan su canción
Gritando con sus amplias ramas
Alaridos de color.
Allí no existe el maltrato ni la envidia
No hay peleas ni codicia
Y si acaso algo hubiera
La cáscara amarga
De los hombres sin mentiras.
Y digo cáscara amarga
Porque como es sabido
El hombre sólo es un ángel caído
Y así pasa la vida
En la ciudad ilusión
Donde libre, vacía y bella
Vuela mi imaginación
Donde los coches no hacen ruido
Donde los coches no tienen motor
Paseamos por el jardín del asfalto
Donde la sangre no tiene color.
Donde navego por sus calles
Sin más equipaje que una canción
No existe el odio, la violencia
Ni siquiera la confesión.
No existe el miedo ni el terror
Y que sentarme bajo el olor de un sauce
Cerrar los ojos y volar de flor en flor
Sea mi única preocupación
Allí no existe el paro ni el dolor
No hay sufrimientos ni desamor
Y si acaso algo hubiera
La cáscara amarga
De los hombres sin solución.
En la ciudad ilusión
Donde los pobres comen en comedor
Las lágrimas caen de risa
Haciendo charcos de emoción
Los pájaros bucean entre nubes de algodón.
Los árboles de los parques
Cantan su canción
Gritando con sus amplias ramas
Alaridos de color.
Allí no existe el maltrato ni la envidia
No hay peleas ni codicia
Y si acaso algo hubiera
La cáscara amarga
De los hombres sin mentiras.
Y digo cáscara amarga
Porque como es sabido
El hombre sólo es un ángel caído
Y así pasa la vida
En la ciudad ilusión
Donde libre, vacía y bella
Vuela mi imaginación
SUEÑOS Y REALIDADES
Por las noches en mis sueños
escupes tus miradas y sonrisas
jóvenes muecas de alegrías
que al alba me llevan al averno
Cuántas veces he soñado
que hacíamos el amor
y retozabamos arriba y abajo
durmiendo al final en un caliente abrazo
Pero por las rendijas de la persiana
me despierta la fría luz del amanecer
dedos largos que no quiero ver
ni hoy, ni ayer, ni mañana.
Pero como hierba que nace en el desierto
que intenta sobrevivir al otoño
almacenando sueños locos
moriré cuando llegue el frío invierno.
Y si algún día al cementerio
vais a visitarme y nos o atiendo
no lloreis por mi, no!!!
en otro lugar estaré sonriendo.
escupes tus miradas y sonrisas
jóvenes muecas de alegrías
que al alba me llevan al averno
Cuántas veces he soñado
que hacíamos el amor
y retozabamos arriba y abajo
durmiendo al final en un caliente abrazo
Pero por las rendijas de la persiana
me despierta la fría luz del amanecer
dedos largos que no quiero ver
ni hoy, ni ayer, ni mañana.
Pero como hierba que nace en el desierto
que intenta sobrevivir al otoño
almacenando sueños locos
moriré cuando llegue el frío invierno.
Y si algún día al cementerio
vais a visitarme y nos o atiendo
no lloreis por mi, no!!!
en otro lugar estaré sonriendo.
LA ESPERA
La horas se enlazan unas con otras
los días, los meses, los años
todos arrastrados en perfecta armonía.
Yo lamiendo charcos del suelo
espero palabras pérfidas
que puedan darme falso consuelo.
Espero y espero
como perro a su comida
como mendigo su limosna
como preso su salida.
Pero la muerte me va dando alcance
muerte lenta y dolorosa
mezcla de penas y bares
tristezas y alas de ángel.
Falsas alas que te dejan volar en sueños
pero en el momento en que despiertas
caes del cielo al infierno
y comienzas a lamer tus heridas
para que sangren lo menos posible
y así no poder desangrarte
para poder sufrir de por vida.
los días, los meses, los años
todos arrastrados en perfecta armonía.
Yo lamiendo charcos del suelo
espero palabras pérfidas
que puedan darme falso consuelo.
Espero y espero
como perro a su comida
como mendigo su limosna
como preso su salida.
Pero la muerte me va dando alcance
muerte lenta y dolorosa
mezcla de penas y bares
tristezas y alas de ángel.
Falsas alas que te dejan volar en sueños
pero en el momento en que despiertas
caes del cielo al infierno
y comienzas a lamer tus heridas
para que sangren lo menos posible
y así no poder desangrarte
para poder sufrir de por vida.
EL CEMENTERIO DEL ACANTILADO
En la costa de la niebla
al borde del acantilado
se asienta en la soledad
un cementerio de mi agrado
Alli moran en silencio
entre sauces que les lloran
y una losa en su pecho
almas que no atesoran
Penas, lloros y sufrimientos
se oyen por las noches
cuando la luna despierta
y el viento grita a los bosques
En el nicho diecisiete
vive nuestro amigo Paco
sufriendo por la eternidad
al saber quién esta abajo
El de abajo es Miguel
fue moreno, ahora es pálido
a Paco le quito su mujer
y desde entonces desdichado
Su mujer era Inés
y su cuerpo aqui reposa
en el nicho veintidós
adornando siete rosas
En frente está Ramón
veinte años de dolor
a su hijo vio morir
de una viga se colgó
Su hijo descansa a su lado
corta fue su escasa vida
el destino se lo llevó
a la vida de las noches sin días
Todos los días en penumbra
llega la tierna Elisa
con seis rosas del jardín
y el recuerdo de sus risas
Llora Elisa, llora
cuando ve a Fernando
y no pudo decirle en vida
cuanto le había amado
Antes de morir se habían enfadado
no se hablaban pero se querían
y ahora todos los días Elisa
llora y llora por su pecado
Y así pasan los días
en el cementerio del acantilado
donde la niebla y el frío
y los sauces que lloran
recuerdan a los vivos
que sus almas allí moran.
al borde del acantilado
se asienta en la soledad
un cementerio de mi agrado
Alli moran en silencio
entre sauces que les lloran
y una losa en su pecho
almas que no atesoran
Penas, lloros y sufrimientos
se oyen por las noches
cuando la luna despierta
y el viento grita a los bosques
En el nicho diecisiete
vive nuestro amigo Paco
sufriendo por la eternidad
al saber quién esta abajo
El de abajo es Miguel
fue moreno, ahora es pálido
a Paco le quito su mujer
y desde entonces desdichado
Su mujer era Inés
y su cuerpo aqui reposa
en el nicho veintidós
adornando siete rosas
En frente está Ramón
veinte años de dolor
a su hijo vio morir
de una viga se colgó
Su hijo descansa a su lado
corta fue su escasa vida
el destino se lo llevó
a la vida de las noches sin días
Todos los días en penumbra
llega la tierna Elisa
con seis rosas del jardín
y el recuerdo de sus risas
Llora Elisa, llora
cuando ve a Fernando
y no pudo decirle en vida
cuanto le había amado
Antes de morir se habían enfadado
no se hablaban pero se querían
y ahora todos los días Elisa
llora y llora por su pecado
Y así pasan los días
en el cementerio del acantilado
donde la niebla y el frío
y los sauces que lloran
recuerdan a los vivos
que sus almas allí moran.
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