Te empujan ya los siglos
herida por pestes y guerras
asfixiada por vapor de Machichaco
devorada por las llamas de las penas.
Hoy vistes como joven veinteañera
ataviada después del temporal
dejando que el viento sur
remueva el oleaje de tu negra melena.
Y yo miro desde tu ventana
y puedo ver allá a lo lejos
el calor de tus abrazos
el chispear de mis recuerdos.
Eres la cuna de mi alma
eres un abrazo necesitado
mil imagenes en mi armario
mil memorias, mil relatos.
Todos tus rincones he besado
bajo el cielo que te adorna
con estrellas y la luna
con el sol y las gaviotas.
Años, pasarán los años
ya no estaré, me habré ido
pero tú seguirás oliendo
a tu esencia azul marino.
No cabes en estos cuatro versos
porque eres grande pero pequeña
eres vieja pero joven
eres Santander, mi tierra.
El amor verdadero es tan sólo el primero, dicen que los demás son sólo para olvidar.
